Una de las obras capitales de Jack Kerouac, el escritor paradigmático de la Generación Beat. Ambientada en California, expone su descubrimiento del budismo y su primera ley, «la vida es sufrimiento», durante la época en que se sentía un fracasado al no encontrar editor para sus libros. Pero además de un modo filosófico de encarar el fracaso y de la búsqueda del auténtico significado el Dharma por parte de unos jóvenes desharrapados y febriles, Los Vagabundos del Dharma expresa la comunión con la naturaleza en la cima de altas montañas, la fraternidad y la poesía. Y todo entre vino, marihuana y orgías, donde Kerouac aparece como Ray Smith, aunque el auténtico protagonista sea el poeta y budista Gary Snyder, que figura bajo el nombre de Japhy Ryder. También puede identificarse fácilmente a Allen Ginsberg y Lawrence Ferlinghetti, entre otros participantes en el llamado «renacimiento de San Francisco», narrado con suma brillantez en el libro. Los Vagabundos del Dharma elevó a Kerouac a representante esencial del resurgir de una espiritualidad que también era un nuevo modo de relacionarse, y que hoy, cuando se imponen las realidades virtuales y las rutas cibernéticas, supone un soplo de aire fresco y un impulso hacia otros mundos igual de poco sustanciales, pero donde los sentimientos adquieren proporciones insólitas.