Para dormir sólo se necesitan unas cuantas palabras que hablen de un trocito de bostezo; de cuando la noche cayó en una taza; de un corazón de mentiras o que cuenten la vida de un gallo llorón. Cada una de estas canciones es una pequeña historia contada en verso con un lenguaje rítmico y sonoro que arrullará a los niños a la hora de dormir.