A veces, los adultos olvidamos algo importante: los niños no saben que los cambios existen hasta que se enfrentan a ellos. Un día descubren que deben cambiar de escuela y hacer nuevos amigos... o cambiar de casa y conocer nuevas calles... o cambiar de familia y entrar a un mundo nuevo. Entonces, del mismo modo que los pájaros, que no siempre eligen dónde refugiarse, ellos buscan su lugar. Y así aprenden, como pueden, el extraño arte de vivir.