La cotidianidad de Carlota se transforma cuando sus padres se divorcian. De pronto se cambia de casa y se ve obligada a adaptarse a una nueva escuela, donde se enamora de un chico. Todo se complica más con la llegada de nuevas parejas a las vidas de sus padres. Una vez más deberá mudarse y se dará cuenta de que crecer significa tomar decisiones propias para recuperar la estabilidad.