El autor es de oficio historiador, es decir, narrador de hechos pasados, rastreador de indicios e inventor de hipótesis. En estos ensayos lleva ese arte conjetural a los territorios de la literatura, la poesía y la libertad, tal como los encontró en los dispares personajes de este libro. Las pasiones cardinales son, por supuesto, cuatro. Al lector imaginarlas, si el corazón se lo dice.