Un paraje en medio de la carretera habitado por mujeres abandonadas por sus parejas. Viajeros cautivos en una prisión de manjares y tareas domésticas, incapaces de tomar el tren de regreso a casa. Un pueblo en el que los niños han sido tragados por la tierra. Nonatos que, a través de un tratamiento experimental, han suspendido su gestación para volverse conservas. El proceso a través del cual el empleado de un juguetería se vuelve a comportar como un infante. Estos son algunos de los argumentos de los relatos que componen esta colección, en los que la cotidianidad se enrarece para mostrar su perfil más irracional. Los distintos personajes que encontramos en este libro, habitan paisajes en los que la infancia, lo doméstico y lo familiar se distorsionan hasta niveles angustiantes. Los acontecimientos se ciernen sobre ellos lentamente, con la calma que precede toda tormenta. Viajeros que por casualidad se encuentran con sitios y comunidades en los que un secreto aguarda para serles revelado; parejas que emprenden las más insólitas tareas en nombre de la paternidad; individuos que se han dado por vencidos ante la futilidad de sus entornos. Tal vez las circunstancias a las que se enfrentan los personajes de estos relatos difieren en los detalles del destino que los confronta, pero todos tienen en común el hecho de recibir un llamado a la acción, la oportunidad de romper con las inercias que amenazan con apresarlos.