Luego de que sus papás desistieron de educarlo como a un vampiro, Elisandro decide festejar su cumpleaños como cualquier niño. Por eso le ha pedido a Eddy Jamoncete que lo ayude con la organización del evento. Sin embargo, el día de la fiesta, Elisandro mira con incredulidad que el mago no ha confirmado su asistencia, que el pastel no llega y que Eddy ha desaparecido misteriosamente.