Fascinación y remembranza de un tiempo pasado en Cuba a través de una sensual y cálida voz y sus boleros, la de Amada Luna. La realidad y el recuerdo se traducen en deseo y seducción. Necesidad física desatada al encuentro nocturno de una misteriosa mujer, en el Night Club La Gruta en La Habana de 1967, cuando nuestro protagonista, becario universitario, revolucionario, católico y pobre cumplía dieciocho años. Ni la Gran Zafra, ni la distancia, ni el tiempo, ni la política mataron la fuerza de una experiencia insobornable.