Una nube blanca existe aunque no tenga raíz. No tiene adonde ir y, sin embargo, se mueve en muchas direcciones; no sigue un camino propio, sólo se deja arrastrar por el viento. Un camino lleva a algún lugar, el camino de las nubes blancas es camino sin camino, significa moverse sin un propósito fijo. Una nube blanca no tiene adonde llegar, no cumple ningún destino; por lo tanto, las nubes blancas no fracasan porque su meta está en cualquier lugar. Si decidimos convertirnos en nubes blancas que se desplazan en el cielo hacia donde el viento las lleve, descubriremos que en cada lugar al que lleguemos estará la meta, que estará en un sólo lugar: la meta es cada momento