Florence Scovel Shinn enseñó metafísica en Nueva York durante muchos años. Sus clases siempre fueron muy concurridas y de esa manera ella pudo ofrecer su mensaje a un número considerable de personas. El secreto de su éxito es que siempre fue ella misma: sencilla, fresca, amistosa y con un gran sentido del humor. Nunca pretendió escribir de una manera formal o erudita. Por esta razón logró atraer el interés de miles de personas que pudieron recibir el mensaje espiritual de una forma convencional y digna, leyendo sus libros básicos de metafísica. Este libro es producto de la recopilación de sus notas y minutas.