Los niños resilientes pueden afrontar la vida con confianza. Las experiencias negativas no los definen. Están dispuestos a correr riesgos y es posible fracasar. Los niños que carecen de resiliencia se dan por vencidos, se rinden, se culpan y se excusan en lugar de arriesgarse a intentarlo de nuevo. Para que los hijos sean resilientes, necesitan conocer al Dios de la Biblia. Cuando lo hacen, pueden tener una fe fuerte en Él y no en sí mismos. No tienen que dudar de la bondad de Dios en los momentos difíciles. Pueden aceptar su voluntad.