Este libro revela la verdadera magnitud de los costes de la guerra de Irak: desde los derivados del cuidado de los soldados heridos, el abastecimiento militar y la reconstrucción de infraestructuras, a los múltiples costes sociales y humanitarios como los originados por las prestaciones por incapacidad a los veteranos y sus familias, o por la necesidad de reubicar y ayudar a millones de refugiados, así como económicos resultantes de la pérdida de productividad, la reducción del comercio y la subida del precio del petróleo. Ni Estados Unidos ni la economía mundial pueden permitirse el lujo de seguir persiguiendo unos objetivos mal definidos en Irak, en un conflicto cuya factura pagaremos todos durante décadas.