El destino puede llegar a ser algo muy curioso, o al menos así lo podría describir John Watson, quien, regresando de la guerra anglo-afgana, encuentra, como compañero de casa, a un excéntrico personaje: Sherlock Holmes. Las peculiaridades de Sherlock salen a relucir en el instante mismo que lo conoce, sobresaliendo, ante todo, sus métodos no convencionales para resolver casos. Mas es cuando empiezan a vivir juntos que descubre que no sólo es un detective aficionado, sino que, en realidad, es un genio. No llevaban compartiendo espacio mucho tiempo, cuando llegaron a tocar la puerta de su hogar, un par de detectives que buscaban su ayuda para descubrir al culpable de un terrible y misterioso asesinato. Es así, que el doctor Watson, no sólo había encontrado a alguien con quien compartir los gastos, sino que, también, había encontrado un compañero de aventuras; las cuales relata a través de los años. Estudio en escarlata es sólo la primera de estas.