¿Hay que ceder ante la intransigencia de quienes condenan a muerte a los que hacen bromas con la religión o caricaturizan a los profetas? ¿Debería Occidente «aceptar la diferencia» hasta el punto de consentir formas de violencia en nombre de algún dios? ¿Nos obliga la tolerancia a admitir el nuevo fundamentalismo cristiano? ¿Tiene sentido extraer los valores de los monoteísmos cristiano, judaico e islámico?