Ser dragón es muy aburrido si estás solo y, además, tienes mala fama. Tampoco es fácil ser una niña, como Elena, y que no te hagan todo el caso que tú quieres. Menos mal que tienes a Pipa, tu perrita, tan lista y buena amiga. Y si un día, después de pillar una rabieta monumental, os vais a la montaña y os encontráis por casualidad con el dragón..., ¡entonces viviréis la aventura más emocionante que pueda imaginarse y dejaréis a todo el mundo con la boca abierta!