Mi destino no necesita que una gitana lo descubra en la baraja, las ruinas del país sepultarán mi obra y yo seré la bestia negra de la historia. El héroe que fui se convertirá en un traidor. El creador de la nación será condenado a las llamas con el fin de mostrar al más siniestro de los tiranos. ¿Qué es la historia oficial sino la visión que imponen la ideología y el discurso dominantes en un lugar y tiempo bien definidos? Es contar los hechos según los valores y principios del régimen en turno. Es convertir a seres humanos de carne y hueso en personajes de una fábula moral de buenos contra malos. Es la interpretación del pasado para justificar las acciones del presente. Es la versión que no admite versiones. Díaz. La otra historia nos narra en primera persona -quién mejor que uno mismo para confesar sus pecados y presumir sus victorias- la vida de Porfirio, el hijo de un cura franciscano que murió de cólera, el seminarista que colgó los hábitos para estudiar leyes, el joven incestuoso que amó profundamente a su sobrina, el masón de la logia Cristo Rey que fue escalando bajo la mirada escrutadora de Benito Juárez, el político agreste a quien su querida Carmelita convirtió en don Porfirio, el gran militar y patriota que murió exiliado en París. José Luis Trueba Lara nos entrega su nueva novela, una obra indispensable para entender esa época convulsa de México y repensar el legado de uno de los personajes de nuestro pasado que más polémica sigue generando hoy: Porfirio Díaz, aquel chamaco oaxaqueño de gorro de piel de burro que llegaría a cambiar el rumbo de una nación.