Fortuna, amor, ingenio y virtud han acompañado a los seres humanos a través del tiempo. Sus huellas permanecen en las inmortales creaciones humanas, aquellas que reflejan los eternos placeres y tribulaciones. El Decamerón es un extenso cuadro de esos dos polos, un mosaico del tránsito hacia la virtud y, en él, de los elementos que lo conforman: las aventuras y desventuras de la juventud, el dolor y la tragedia que acompañan a la muerte y, por encima de todo, el amor en todas sus manifestaciones. Los relatos de Boccaccio, variados, complejos, son una suerte de síntesis magistral de la literatura medieval, cimientos sobre los que comenzó a edificarse toda la literatura posterior.