Están prohibidas las visitas. No se puede pasar una noche fuera del departamento. Y por ningún motivo se debe molestar a los inquilinos, en su mayoría gente rica o famosa, o ambas Esas son las únicas reglas que Jules Larsen debe seguir en su nuevo trabajo como cuidadora de departamento en el Bartholomew, uno de los edificios más lujosos y misteriosos de todo Manhattan. El glamur del vecindario y la portentosa vista de Central Park cautivan a Jules, quien acepta los términos sin dudarlo. Entre los residentes del Bartholomew, Jules se hace amiga de Ingrid, una cuidadora de departamento como ella, quien no tarda en revelarle sus sospechas de que ese edificio no es lo que parece: dentro de sus paredes ocurrieron suicidios, accidentes inexplicables, decenas de sirvientes murieron por una epidemia de gripe española e incluso se dice que hubo asesinatos violentos supuestamente relacionados con una secta satánica. Jules minimiza sus miedos asegurando que no son más que inofensivas historias de fantasmas Hasta que al día siguiente, Ingrid desaparece y Jules se sumerge en el sórdido pasado del Bartholomew, pero también en su aterrador presente, para descubrir lo que ocurrió con su amiga y escapar antes de que su estatus de residente temporal se convierta en permanente.