Un pueblo resentido con su nación, que aún tiene un resquicio de esperanza y que busca sentirse comprendido es capaz de creer en las promesas de líderes populistas, quienes solo necesitan conectar de manera casi íntima, subjetiva y fervorosa con los deseos de los votantes para alcanzar la victoria en las elecciones. Todo cambiará. Pronto. Muy pronto. El populismo, desde inicios del siglo XX, ha conseguido sintonizar con el descontento popular hablándole no a la razón sino a la iracundia, el deseo, la frustración, la expectativa de venganza o revancha, a través de una figura carismática: el Amado Líder, un oído dispuesto y la única voz posible. Improvisadores con grandes eslóganes pero planes diminutos. Amado líder explora las experiencias de varias naciones y las peculiaridades de sus populismos, la caída en desgracia de los sistemas representativos, la crisis de los partidos políticos, la emergencia de las redes sociales como herramientas de organización y expresión y los mercados electorales atacados por la manipulación tecnológica. Desde Trump a AMLO, de Daniel Ortega a Cristina Kirchner, de Nicolás Maduro a Evo Morales, de Rafael Correa al Brasil de Jair Bolsonaro.